martes, 28 de octubre de 2008

Hojas Secas...

Un día, caminando por los lados de la plaza Bolívar en Porlamar, Isla de Margarita, tuve un regalo cautivador que me ha brindado la naturaleza, cuando con las caricias de la fresca brisa pude observar danzar las hojas secas de los árboles en caída libre, bailando al ritmo del sol en una canción de ilusión, donde miles de hojas acariciaban las aceras de la plaza central con un rugir entre sus pasos, abriéndole las puertas al más hermoso color de la pasión del momento. Contemplaba tan mágico instante que me quedé inmóvil. Desde el suelo mismo hasta la copa del árbol más alto, danzando sin cesar al compás del viento, pude escuchar la esencia de la misma naturaleza pidiendo a gritos que la tomaran en cuenta, a pesar de lo colapsada que se encontraba la vía, repleta de peatones y de autos que pasaban sin parar, arrojando contaminación a cántaros, impidiéndole un respiro a la naturaleza misma; entonces, inexplicablemente cubrió el momento un silencio sepulcral, donde sólo se podía respirar en armonía con uno mismo, donde se podía escuchar la más pequeña hoja rozando el suelo, que dentro de su insignificancia pasajera, daba la guía y el rumbo a la gran multitud de hojas que caían al mejor ritmo de la música...
Hojas secas que supieron burlarse de la cotidianidad urbana...
Hojas secas que le dan la mayor vida a los instantes más cotidianos de las calles...
Hojas secas que nos reviven la verdadera esencia de la naturaleza misma...
De como cada detalle le da significado a nuestro pasar por este plano terrenal...

Amor...

¿Qué es el amor? ¿Existe el amor?
En mi corta experiencia en este plano terrenal me ha costado entender un poco la esencia de este sentimiento tan puro como lo es el amor...
Primero, amor de Madre y Padre, Hilda Clementina y Genaro Alejandro, que gracias a su mágica unión y expresión pura del amor me dieron vida, la cual agradezco con todo mi ser...
Segundo, amor de Mujer, quien me acompaña a superar constantemente los escollos de la vida, con quien comparto logros, metas, triunfos, anhelos y me ayuda incondicionalmente a superar fracasos, caídas, derrumbes... Con quien descubrí la esencia de estar enamorado, a tí esposa mía, Virginia de los Ángeles, que como cita tu nombre te convertistes en mi ángel, mi guía, mi protectora y mi compañera de vida, envejeceremos juntos...
Tercero, amor de Hija, producto del amor, Ahinsa Darana Irene, quien vino a enderezar el rumbo que una vez tuve perdido, a quien le dedico todo el fruto de mi esfuerzo, te ama tu padre hija mía..
Cuarto, mi segunda Madre, Petrica (Petra Ramona), quien es la inspiración mayor de trabajo, esperanza, dedicación, amor y desinterés alguno, eres ejemplo a seguir mi amada tía...
Quinto, amor de hermanas y hermanos, Maryory Alejandra, Hilda Morella, Carlos Ibrahim y Lilia, e Yván Edecio y Nohemí, quienes con sus fortalezas y debilidades han cultivado el amor incondicional que debemos a la familia, mi sobrino Alejandro Andrés y mis sobrinas Licarly del Valle, Carla Andreína y Valentina, frutos del amor puro de familia y hermandad, los amo...
Sexto, amor de vocación, esta de ser maestro, educador, docente, facilitador, formador de personas a corta, mediana y avanzada edad, privilegio que me brindó la vida de poder inculcar y compartir los conocimientos que no son mios, sino nuestros, de la vida, de todos, universales...
Séptimo y más importante que todos los anteriores, amor a mi mismo, por que en la medida en que concientizamos nuestra esencia a base del amor que nos debemos, en esa misma medida compartimos ese gran privilegio del amor incondicional para todos y todas quienes nos rodean, por los caminos de Dios, me amo, aprendí a amar y brindo amor...

miércoles, 15 de octubre de 2008

Esperanza...


Un día de septiembre tuve el privilegio de sentir el mágico resplandor del mar y las caricias de un sol radiante que inyectaba vida a lo más profundo de mi existir, ese día fue tan mágico que abrió las puertas de mis esperanzas, sentí que el mar me transmitía su fuerza inagotable, recargó la esencia de mi existir, me dejaba llevar por la mágica armonía de las olas contemplando las aves en el cielo azul perfecto, un momento como nunca antes lo había vivido. Un breve instante donde la humanidad se pierde en los más bellos pensamientos de salud, amor, esperanza y equilibrio...

El agua del mar estaba tan transparente que quedaba al descubierto mi esencia de ser humano, cuya energía filtraba todo mi cuerpo, experiencia enriquecedora desde todo punto de vista. Cerré mis ojos y flotaba, sintiéndome como en una nube, mi cuerpo en total y absoluta armonía con la naturaleza viva; Dios ilumine la conciencia del ser humano para despertar y saber aprovechar al máximo esos mágicos instantes celestiales que dan sentido a nuestras vidas, en total armonía con la naturaleza misma. La esperanza de nuestras vidas está en tí...

Desde la noche...

Cuando a través del conticinio se abre el largo trazo de la noche, es cuando irremediablemente despiertan los más profundos e intensos pensamientos de melancolía, motivados por el simple susurro de los recuerdos, que hacen revivir intensos momentos mágicos que le inyectan vida al menor instante del presente, desde la niñez cuando jugaba con caracoles y escuchaba sonar las llaves, despertaba el brillo de mi mirada inocente y me lanzaba al mas puro sentir que un niño le podía expresar a su padre, aun son vagos los recuerdos, pero los pocos que hay le dan sentido sublime a este amor que no cabe dentro de mi corazón, rompiendo las barreras del tiempo y de la misma existencia, donde lo espiritual supera lo físico, sé que estás ahí, escuchándome, apoyándome, amándome... incondicionalmente. Gracias... mil gracias, por que gracias a ese amor que profesastes a mi querida madre Hilda Clementina pudistes sembrar hijos e hijas que son seres humanos excepcionales... Gracias por darme la vida, enseñarme a amar, gracias por despertarme, gracias por mi amada esposa Virginia de los Ángeles y el fruto del amor Ahinsa Darana Irene, consecuencia de tu existencia en este maravilloso mundo... Gracias...